La seguridad Alimentaria implica la aplicación de estrategias para que todos los alimentos sean seguros y adecuados para su consumo y se especifica en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que regula el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación.

La seguridad alimentaria se basa en tener disponibilidad física, acceso económico, estabilidad y seguridad.

¿En qué casos se activa una alerta alimentaria?

Cuando se detecta en el mercado o en el consumidor, un alimento que puede entrañar un peligro. Por ejemplo: por estar contaminado con una bacteria que puede causar una intoxicación o por no declarar en la lista de ingredientes una sustancia que puede causar una alergia alimentaria en una persona sensible.

Una alerta alimentaria se activa para garantizar la retirada inmediata del mercado de un alimento (o de un material en contacto con los alimentos) que entrañe un riesgo grave para la salud de los consumidores.

¿Cómo se detecta el problema?

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Por las autoridades sanitarias: durante los controles a las empresas alimentarias , ya sea una inspección, una auditoría de los sistemas de autocontrol, una revisión del etiquetado o un análisis de alimento.

Por la empresa alimentaria: las empresas tienen implantados sistemas de autocontrol o APPCC para garantizar la seguridad de los productos que elaboran, almacenan y comercializan. Al detectar un problema con un producto, tienen la obligación de informar a las autoridades sanitarias.

Por denuncias de consumidores: cuando se informa a las autoridades sanitarias sobre un problema con un alimento, como pueda ser una reacción alérgica a un ingrediente que no se declara en el etiquetado, puede activarse una alerta para evitar incidentes en otros consumidores alérgicos.

Notificaciones de los sistemas de vigilancia epidemiológica o de otras administraciones. Por ejemplo, puede activarse una alerta tras las inspecciones realizadas para investigar un brote de intoxicación alimentaria.

Si una empresa detecta por un control interno o por comunicaciones de consumidores o proveedores que los alimentos que están bajo su responsabilidad no son seguros, debe informar inmediatamente a las autoridades sanitarias, retirar del mercado el alimento afectado, cooperar con las actuaciones que emprendan las autoridades para reducir los riesgos y si es necesario, informar a los consumidores de las razones de la retirada del mercado e incluso recuperar los productos que ya se hayan suministrado.

La información que facilitan las empresas a las autoridades sanitarias tiene carácter confidencial y se emplea por éstas para gestionar la retirada del producto del mercado, no figuran para consulta del público general los detalles de cada alerta en las página web de la Comisión Europea, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) o la Comunidad de Madrid.