Las coles de Bruselas es el nombre común de una variedad de col perteneciente a la familia de las crucíferas.

Parece ser que el cultivo de estos "repollitos" comenzó hace más de un siglo en el norte de Francia y en Bélgica, cerca de Bruselas, lo que explicaría su nombre vulgar. Fuera de Europa su cultivo se limita a extensiones pequeñas.

colescoles

Según la época de recolección se encuentran los siguientes tipos: precoces, que se recolectan antes de 150 días de la siembra; intermedios, entre los 150 y 180 días; y tardíos, que se cosechan después de 180 días de su siembra.

Aunque las coles de Bruselas están disponibles el año entero, la oferta es mayor en los meses de otoño e invierno, desde octubre hasta diciembre.

Estas verduras son las que más calorías aportan de su género, a expensas de su mayor contenido en hidratos de carbono y proteínas, las cuales son de bajo valor biológico. Comparten con el resto de las verduras, su elevada proporción de agua.

Constituyen la mayor fuente de vitamina C respecto de las verduras de su misma familia. Y, además, las coles son ricas en ácido cítrico, que potencia la acción beneficiosa de dicho nutriente. La vitamina C es reconocida por su acción antioxidante, colabora en la formación de colágeno, huesos, dientes y glóbulos rojos, además de favorecer la resistencia a las infecciones y la absorción de ciertos nutrientes de los alimentos (hierro, ácido fólico y ciertos aminoácidos).

Son una fuente interesante de ácido fólico, y, en menor proporción, de otras vitaminas del grupo B. El ácido fólicto, interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y en la formación de anticuerpos del sistema inmunológico.

Entre los minerales destaca la presencia de potasio, fósforo hierro y yodo, así como cantidades discretas de zinc, calcio (de pobre absorción) y magnesio. El contenido en fibra insoluble es elevado, lo que favorece la sensación de saciedad y el tránsito intestinal, con lo que mejora el estreñimiento. Al igual que otras verduras del mismo género, su consumo habitual está justificado por su contenido en fitoquímicos. Éstos contribuyen a la prevención de algunas enfermedades degenerativas y a estimular el sistema inmunológico. Muchos de estos compuestos azufrados son responsables del fuerte aroma que desprende esta verdura durante su cocción. El sabor amargo de las coles de Bruselas se debe a su contenido en goitrina.