ESTUDIO COLOR IOB RJBESTUDIO COLOR IOB RJB

El bienestar del paciente oncológico tiene una relación directa en la evolución de su enfermedad. La estancia en un hospital y, en ocasiones, las largas sesiones de tratamiento con la que conviven a diario no sólo es más llevadero si se acompaña un adecuado entorno físico, sino que puede, incluso, mejorar su salud.

Así lo demuestra un estudio piloto realizado por un equipo multidisciplinar con amplia experiencia en el campo de la investigación médica y la arquitectura en el IOB Institute of Oncology - Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid que revela el efecto beneficioso de un color cálido (naranja) frente a otro de gama fría (blanco o azul) en las salas de tratamiento de quimioterapia.

La investigación, pionera en su diseño y publicada recientemente en la revista científica "Suportive Care in Cancer", ha sido realizada por Paula Gómez Vela, arquitecta especializada en arquitectura para la salud; los doctores Javier Román y Javier Cortés, director médico y director científico respectivamente del IOB Madrid; el equipo del Hospital de Día de IOB Ruber Juan Bravo liderado por la supervisora de enfermería, Almudena Corredera; Margarita Pérez Ruiz, catedrática de Fisiología del ejercicio de la facultad de Ciencias Biomédicas y la salud de la Universidad Europea de Madrid y el doctor Eneko Larumbe Zabala, psicólogo y bioestadístico de Texas Tech University Health Sciences Center.

El objetivo del trabajo según Paula Gómez Vela "ha sido el estudio del efecto agudo del color naranja y la luz natural en los pacientes durante su tratamiento de quimioterapia. La investigación esperaba que los entornos más cálidos y que reciben más luz tuvieran impacto sobre las constantes vitales, la calidad de vida y síntomas de dolor de los pacientes".

Los resultados obtenidos revelan que "los participantes percibían leves mejorías en su estado de salud, constantes vitales, temperatura y presión diastólica en las salas de entorno cromático naranja (entorno cálido) en comparación con las salas convencionales (de entorno cromático más frío). Además, "no se encontró efecto agudo sobre la presión sistólica, ni sobre el dolor neuropático ni diferencias basadas en la orientación de la habitación", afirma Almudena Corredera.

Pacientes voluntarios de entre 36 y 75 años

Para la realización del estudio se ha contado con 17 pacientes voluntarios del IOB-Ruber Juan Bravo con edades comprendidas entre los 36 y los 75 años y cuyo diagnóstico de cáncer requería la administración de quimioterapia en un hospital de día y en tratamiento ambulatorio. "En concreto, se ha llevado a cabo un ensayo clínico aleatorio controlado donde cada paciente se ha comparado consigo mismo en las distintas condiciones a las que se le ha expuesto", matiza Paula Gómez Vela.

Las salas de quimioterapia fueron modificadas en base a dos factores experimentales: color (blanco versus naranja) y orientación de la luz solar (sur versus norte). En cuatro sesiones consecutivas, los pacientes con cáncer fueron asignados aleatoriamente a una de las siguientes condiciones: naranja-norte, naranja-sur, blanco-norte y blanco-sur.

Los participantes, tal y como explica Almudena Corredera, "recibieron quimioterapia según el protocolo de atención médica y se evaluaron las siguientes variables: presión sanguínea, temperatura corporal, frecuencia cardíaca, cuestionario de calidad de vida europea (EUROQOL-5D-5L) incluyendo la escala analógica visual (EQ-VAS) y dolor neuropático (ID-PAIN)".

El director médico de IOB Madrid recuerda que "el bienestar de nuestros pacientes está relacionado, por supuesto, con la mejor asistencia médica basada en la utilización de los máximos estándares de calidad científica, pero los aspectos relacionados con la percepción sensorial y emocional derivada de los tratamientos oncológicos nos importan especialmente a los profesionales de IOB". Y añade que "desde IOB impulsamos la investigación de todo lo que pueda relacionarse con la mejor calidad de vida de las personas que están recibiendo tratamientos para combatir el cáncer. Como prueba de ello, este estudio demuestra que la suma de esfuerzos de diferentes profesionales acaba redundando en beneficio de los enfermos oncológicos. "

Más estudios

Si bien es cierto que el tamaño del efecto clínico sobre el estado de salud percibido y los signos vitales podría ser considerado pequeño, "el análisis de costo-efectividad apoyaría el uso de las configuraciones propuestas y estas primeras conclusiones muestran que es interesante y necesario proseguir la investigación en este campo", concluye Paula Gómez Vela.

Asimismo, esta investigación recibió el primer premio a su labor investigadora e I+D en 2018 por la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH) al crear un método de investigación científica que aúna medicina y arquitectura.

Enlace del artículo completo publicado en "Suportive Care in Cancer". https://doi.org/10.1007/s00520-019-05064-wEste enlace se abrirá en una ventana nueva