La piel es el órgano más extenso del cuerpo, que tiene dos funciones fundamentales: mantener el equilibrio de líquidos y temperatura y hacer de barrera frente agresiones mecánicas, térmicas, eléctricas y microorganismos.

Esta función barrera, se desempeña sobre todo gracias a una estructura perfecta y dinámica de la capa córnea, la más superficial de la piel, compuesta por unas células llamadas queratinocitos que se unen entre sí gracias a los lípidos (grasa), simulando una pared de ladrillos.

A su vez, esta capa córnea está recubierta de una película protectora, llamada manto hidrolipídico, que consiste en una emulsión de lípidos y agua, mantenida por secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas

Si por algún motivo hubiese una perdida en la estructura o funcionamiento de alguno de los componentes de la barrera cutánea, daría lugar a una piel seca, sin elasticidad y más vulnerable frente a agresiones externas.

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¿Cómo influye el frío en la piel?

"Durante los meses de invierno aumentan mucho las consultas de dermatología pediátrica, por empeoramiento de los casos de dermatitis atópica", afirma la Dra. María Calvo.

La dermatitis atópica es una enfermedad frecuente en la primera infancia, que afecta aproximadamente entre un 5-10% de la población infantil.

Se trata de una enfermedad crónica, que cursa en brotes recurrentes que pueden ser desencadenados por distintos motivos, como infecciones virales, vacunas, periodos de estrés, o exposición a químicos como el cloro de las piscinas etc..

Las condiciones climáticas han demostrado influir en el empeoramiento de los brotes de dermatitis, siendo estos más frecuentes en los meses de invierno. Los principales factores que contribuyen a este empeoramiento son la temperatura y el grado de humedad. Las bajas temperaturas durante el invierno han demostrado reducir la producción de la grasa protectora de la piel, favoreciendo la deshidratación de la misma y la formación de eccemas.

Aunque pensemos que el invierno puede ser más húmedo que otras estaciones por mayor frecuencia de lluvias, en realidad, pasamos la mayor parte del tiempo en el interior con calefacciones que resecan mucho el ambiente y con constantes cambios bruscos de temperatura y grado de humedad durante el día.

El ambiente seco limita la hidratación de la piel perdiendo su elasticidad.

¿ Qué podemos hacer para su prevención?

La principal medida preventiva de la dermatitis atópica es una adecuada hidratación.

  • Aplicar una crema hidratante diaria ayuda a mantener el equilibrio lipídico de la piel y ha demostrado reducir el riesgo de desarrollar dermatitis atópica en bebés.
  • Evitar el uso de detergentes agresivos para el baño. Existen productos de limpieza sin jabón, llamados syndet o aceites limpiadores que además de mantener el manto hidrolipídico de la piel, proporcionan una sensación calmante del picor.
  • Usar prendas de tejidos naturales como el lino y el algodón.
  • Humidificar el ambiente.
  • Evitar el uso de suavizantes o productos con excesivo perfume.
  • Utilizar cremas barrera para el baño en piscinas.

¿ Cómo lo trato?

Si aparecen en la piel de los niños zonas secas, rojas y con mucho picor, que no se controlan a pesar de la hidratación adecuada, se debe consultar con un dermatólogo pediátrico, ya que posiblemente haya que realizar un tratamiento específico.

"Los brotes de dermatitis provocan en los niños irritabilidad, mal descanso, falta de concentración y perdida de autoestima, por lo que considero necesario realizar un tratamiento adecuado de los mismos", asegura la Dra. Calvo.

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